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Desde un punto de vista puramente visual, puede parecer evidente que el uniforme en los centros hace un guiño a igualdad. todos los estudiantes vistiendo el mismo tipo de pantalón, falda, polo o chaqueta. Sin embargo, la realidad es que las diferencias y el trato de éstas seguirán estando ahí. Quizás si una persona ajena al centro entra en éste y ve a todos los niños y niñas agrupados, no vea diferencia alguna (lo cual puede quedar muy bien de cara a la galería). Pero esto no es así entre los propios estudiantes, que se conocen entre ellos y saben perfectamente quién es cada uno. Somos diferentes, ¿y qué? Con esto vengo a decir que el niño que tenga una buena educación en valores sabrá comprender esa diversidad y aceptar; el que no, si quiere y pese al uniforme que los iguala, meterá el dedo en la llaga de hacer comentarios sobre la cultura, economía de sus padres y/o sus humildes orígenes. Y para esa buena educación en valores es para lo que deberían estar los centros. Los uniformes, pues, podrían ser vistos como una medida útil, pero obviamos que se trata de algo más complejo. Para mí se queda en lo superficial y no aborda directamente el problema que supone educar a respetar y a tratar a todos por igual. Sin necesidad de vestir la misma ropa un día, y otro, y otro. Luis.