¿CASTIGO O RECOMPENSA?

No es fácil ignorar el mal comportamiento o la mala actitud de un estudiante. También es complicado no halagar el acierto de otro. Sin embargo, ¿es esto  correcto o, al menos, productivo?

En esta breve reflexión, aparte de expresar mi opinión, me gustaría reflejar el punto de vista de varios compañeros de trabajo, cuya larga experiencia como docentes les lleva a decantarse por distintas opciones. De esta manera, espero provocar una reflexión personal en el lector.

El primer profesor al que le formulé la pregunta: "¿Crees que es mejor castigar al malo o recompensar al bueno?", no dudó ni un segundo antes de contestarme:

"Está claro que no se puede tomar ni el uno ni el otro como sistema, pero no podemos pretender educar a unos adolescentes sin castigar ocasionalmente un mal comportamiento, pues es esto lo que ayudará a enmendar ciertas conductas, ni sin compensar un rendimiento extraordinario al menos cada cierto tiempo. Por lo tanto, considero que los dos, utilizados en el momento justo, son herramientas imprescindibles para la correcta educación."

Desde mi punto de vista, en cierto modo este profesor no está del todo desencaminado. No nos podemos olvidar que tenemos ante nosotros adolescentes que están en plena formación, y no aplicar ciertas normas de disciplina, acompañadas con castigos ocasionales, podría malacostumbrarlos.

El segundo compañero, deteniéndose a pensar un poco más, contestó lo que sigue:

"Estoy a favor de recompensar, solo y exclusivamente cada cierto tiempo, un rendimiento excelente. Si lo hiciéramos constantemente solo provocaríamos que el alumno recompensado se acostumbrara y perdiera el interés por la recompensa.  Pero, de vez en cuando, un alumno ha de sentir que su esfuerzo tiene una respuesta. Por otro lado, me opongo totalmente a los castigos. ¿Para qué? Castigar solo sirve para que el alumno castigado tenga más cuidado la próxima vez para que el docente no lo pille con las manos en la masa. Hay muchas maneras de hacer las cosas, y no considero que tomar los castigos como arma sea la solución."

Como podemos ver, el segundo profesor difiere totalmente con el primero en cuanto a los castigos, ya que no los considera necesarios. Sin embargo, también opina que la recompensa puntual es necesaria. A mí me gustaría unirme a mis dos compañeros en la opinión de la recompensa. Creo que sí que es necesaria de vez en cuando y que puede provocar en un alumno la motivación necesaria.

Por otro lado, en lo que a los castigos se refiere, me posicionaré del lado de mi primer compañero. Un castigo puntual, al igual que la recompensa, puede ayudar bastante en la formación de los adolescentes. ¿Acaso podemos dejar pasar de largo malos comportamientos o una actitud de indiferencia hacia la asignatura?

¿Castigo o recompensa?

Alfredo